sábado, janeiro 29, 2005



EL BOBO

Por Manuel Rivas

EL PAÍS - Última - 29-01-2005

Tengo una confianza casi ilimitada en la ley de la causalidad mágica. Creo que, como dice la Edda islandesa, la primera y la segunda palabra te llevarán a la tercera. En Viena, el emperador decide firmar un decreto de persecución de los hebreos. La noticia corre de jinete en jinete y llega a una lejana aldea de la Galitzia polaca. Allí, un escribano judío intenta escribir una carta para alertar a más gente. Nervioso, se le cae el tintero. Justo a esa hora, en palacio, el mperador se tiene que levantar de la silla ofuscado. Al tomar la pluma para firmar, se le ha derramado la tinta sobre el decreto y, lo que es más importante, en la entrepierna. A los incrédulos les invito a pensar en un episodio más reciente. En Buenos Aires, una mujer se pone una pañoleta blanca en la cabeza. Y otra mujer se pone otra. Y otra, otra. Y otra. Las ignoran. Las tratan como espectros. En cierta forma, lo son. Su presencia es el recuerdo de la muerte. Las madres de las pañoletas giran y giran en silencio en la plaza de Mayo. Ese trazo tenaz tiene un sentido: pone al descubierto el gran cráter. Cada pañoleta blanca empezó a verse como un sumario abierto contra los criminales que usurparon la nación. Fue así como una pañoleta acabó con una dictadura. Pero la ley de la causalidad mágica ofrece a diario manifestaciones mucho más
vulgares y cómicas. Escucho en la emisora del Santo Oficio a uno de sus intelectuales más moderados: "Mamarrachos, tontos, bobos, que sois todos unos bobos" (sic). Como pueden comprobar, también aquí se cumple el precepto de que la primera y la segunda palabra te llevarán a la tercera. Al principio, creí que se trata de un saludo original, una especie de alegre convocatoria. Tras muchos fracasos haciendo humor tradicional, los hermanos Marx se labraron
así una reputación, insultando a los espectadores. Pero no, están hablando en serio. De repente, se abre una puerta en el transistor y aparece uno de ellos. Es clavado al hombrecito de Roswell, aquel primer extraterrestre de Nuevo México. ¿Qué hacer? Nada de sonrisas ni de buen rollo. Es algo que les pone furibundos. "Bobo, ¡hay que votar no!", me espeta. "Adiós, señor Roswell", le contesto. Ha resuelto mis dudas sobre la Constitución europea. Votaré sí por humano
instinto de conservación. ¿Ven cómo funciona la causalidad mágica?

quarta-feira, janeiro 26, 2005

ARREDOR DE EUROPA

Antonio Arauxo Quintas.


O vindeiro 20 de febreiro a cidadanía galega, como a do resto do Estado, terá que dar resposta en referendo á seguinte pergunta: “Aproba o Tratado polo que se insitúe unha Constitución para Europa?”. Se ben o debate sobre o posicionamento ante esta pregunta aínda non chegou ao conxunto da sociedade, xa se está a dar no seo das organizacións políticas europeas, proceso ao que o nacionalismo galego non é alleo.
A aprobación dunha Carta Constitucional europea marca un fito senlleiro na construción dunha Europa unida despois de séculos de tortuosas relacións e con grandes traxedias no seu haber. Se até agora através de diferentes tratados (Roma, Acta Única, Maastritch, Amsterdán ou Niza) o único que se fixo foi a configuración dun mercado e moeda únicos, o Tratado Constitucional, coas súas carencias e defectos, é o primeiro intento serio a prol da construción política de Europa.

Partindo dunha análise rigorosa non nos debemos confundir á hora de abordar o noso posicionamento sobre a Constitución Europea, isto é, non temos que mesturar o que foi a Unión Económica e Monetaria (UEM) e o noso posicionamento en contra polo que supuxo para Galiza: reconversión industrial (onde estaban e están o PP e o PSOE?), cotas lácteas, recurtes pesqueiros, a negación do dereito básico a producir, vivir e traballar na Nosa Terra.... coa oportunidade que temos diante nosa de avanzarmos na construción política dunha Unión Europea máis democrática. Así mesmo, sería un erro pretender desviar cara a Europa aquelas cuestións pendentes, que só está na nosa man resolvelas, cuentións que é aqui onde hai que traballalas. Un exemplo: a lingua galega será oficial na Unión Europea cando tamén o sexa no Estado Español. Polo demais, Europa acabará sendo o que os europeos e as europeas decidamos.

O nacionalismo galego, vanguarda de modernidade política e integrante do movemento europeísta, non pode deixar de recoñecer que o proxecto constitucional reforza a estrutura máis política da Unión de cara a convertela nun polo de equilibrio fronte á forza política, económica e militar dos EE.UU. nunha orde mundial unipolar como a actual. Consolida a cidadanía europea con dereitos fundamentais e liberdades para todos (civis, sociais, culturais e medioambientais) non garantidos noutras latitudes como por exemplo nos EE.UU., aposta por unha política internacional de Paz, de prevención dos conflitos como o do Iraq, e pola promoción dun sistema internacional baseado nunha cooperación multilateral máis forte fronte ao modelo de Bush, ou pola defensa do chamado modelo social europeo ou do Estado do Benestar. Dito isto, un SI ao proxecto constitucional é tamén un SI de compromiso con Galiza e por un mundo máis xusto.

Que pasaría se a Constitución Europea sae derrotada nalgún(s) dos referendos?, Quen gañaria máis? A “esquerda” europea ou os euroescépticos obxectivamente pro-americanos?.
O debate interno ao que estamos a asistir está a discorrer nun clima de cordialidade e de respecto pola democracia interna envexábel comparado coas loitas internas de poder de outros en retirada. É por iso que está fóra de lugar calquera tipo de inxerencia descualificadora desde a dirección do BNG sobre o debate que estamos a ter neste momento na base, e máis tendo en conta que aínda non está tomada unha posición definitiva.
A militancia do BNG saberá, como en tantas outras ocasións, estar á altura das circunstancias, sabendo antepor os intereses de Galiza aos da organización. Así o fixemos na loita contra a maré que nos asolou hai dous anos e asi o debemos facer agora para non dar un perigoso paso atrás.

Antonio Arauxo Quintas
Deputado Provincial polo Bloque Nacionalista Galego e Portavoz Municipal en Gondomar.Membro da Mesa Nacional de Esquerda Nacionalista.

domingo, janeiro 09, 2005

Constitución, diversidad y desarrollo sostenible: una reforma inacabada
Por Josu Ortuondo, diputado al Parlamento Europeo por EAJ-PNV


La Constitución europea, un instrumento necesario

El fracaso del Consejo Europeo de diciembre de 2003 que debía haber legitimado definitivamente el proyecto de Constitución Europea ha sido enmendado por el vuelco político habido en el Estado español tras las recientes Elecciones Generales del 14 de marzo. Esto ha quedado patente en la última Cumbre Europea de los días 25 y 26 de marzo que se ha comprometido a aprobar dicho proyecto de Constitución antes de la próxima reunión comunitaria de Jefes de Estado y gobierno, prevista para mediados de junio. Además, se ha demostrado que las meras negociaciones intergubernamentales no son suficientes y que siempre es mejor, para abordar las grandes cuestiones trascendentales, el método practicado por la Convención sobre el futuro de la Unión, es decir, un trabajo democrático profundo de diálogo, por un lado, entre gobiernos, Parlamento Europeo y parlamentos estatales y, por otro, con las partes sociales, económicas y medioambientales. El proyecto de Constitución Europea representa una prueba fundamental no solamente por su contenido, sino también por lo que supone su método de elaboración y aprobación. Tenemos que ser rigurosos y exigentes, pidiendo que el acuerdo en el Consejo Europeo de junio no suponga un retroceso con respecto al proyecto constitucional elaborado por la Convención.

Una revisión con plazos concretos

El mandato que dio el Consejo Europeo de Laeken a la Convención encargada de redactar el proyecto de Constitución (diciembre de 2001) hablaba de las cuestiones institucionales, del papel político de la Unión Europea en el mundo, de una mayor integración de algunas políticas (asuntos exteriores, defensa, justicia, integración económica) y de la intensificación de la cooperación en la inserción social, el medio ambiente, la salud y la seguridad alimentaria. La Convención ha trabajado mucho sobre los aspectos institucionales interestatales, pero no quiso entrar en la diversidad intraestatal, en el reconocimiento de otros niveles culturales, lingüísticos e identitarios, no quiso abordar una arquitectura institucional en la que tuvieran un lugar las naciones históricas con competencias legislativas (como Euskadi) ni quiso analizar de manera sistemática y para su posible reformulación, los capítulos políticos (como los de agricultura, transportes, cohesión, cooperación e investigación y desarrollo), debido quizás también a la ambigüedad del mandato recibido. Todo ello ha supuesto una carencia importante que tendrá que convertirse en la siguiente tarea de quien se encargue, pasado no mucho tiempo, de abordar de nuevo el texto constitucional para mejorarlo. Muchos de los capítulos políticos, tal y como aparecen en el proyecto constitucional, son anticuados y se oponen a los objetivos de desarrollo sostenible y protección del medioambiente. El capítulo sobre “agricultura”, por ejemplo, sigue definiendo el “crecimiento en la productividad agrícola” como objetivo clave de la Unión, sin mencionar la necesidad del desarrollo sostenible en zonas rurales y manteniendo esa contradictoria definición con los numerosos excedentes de producción de muchos productos agrarios. El capítulo sobre la Política Comercial Común sigue considerando la liberalización del comercio como un objetivo en sí mismo, en lugar de un medio para promover el desarrollo y el bienestar sostenible. Y lo mismo ocurre con otros capítulos.

Por ello, La Unión Europea debería dotarse, cuanto antes, de un calendario de revisión “con plazos concretos” de estos capítulos. El proyecto de Constitución ya prevé unos mecanismos de revisión que dan al Parlamento Europeo, además de a la Comisión y a los gobiernos de los Estados, el poder de presentar propuestas de enmienda al texto constitucional e identifica las Convenciones como el instrumento más apropiado para dichas revisiones. El Consejo sólo podrá evitar el método convencional si el Parlamento se lo autoriza expresamente en los casos de escasa relevancia de las modificaciones que se pretendieran. Los Verdes y los representantes de las Naciones sin Estado europeos opinamos que también es necesario eliminar el derecho a veto de los Estados miembros en el procedimiento de revisión de la Constitución, y asociar plenamente al Parlamento Europeo en el proceso de ratificación.

Las futuras revisiones representarán una tarea difícil, pero a su vez inevitable, debido al enfrentamiento que se producirá con los grandes intereses económicos o privilegios consolidados, así como el cambio de paradigmas y mentalidades que implicará la integración de la dimensión del desarrollo sostenible en su redacción. El debate sobre la energía nuclear fue un ejemplo de ello. En diferentes ocasiones, en el marco de los trabajos de la Convención – y también durante la Conferencia Intergubernamental, foro en que se trató una propuesta de la hoy ministra en funciones Ana Palacio -, se intentó incorporar a la Constitución, sin debate y sin modificación alguna, el Tratado de la Comunidad Europea de la Energía Atómica; en todos los casos los intentos fracasaron, por lo que, si bien no se consiguió que se revisara EURATOM, por lo menos se ha evitado su plena integración, tal cual, en la carta constitucional. EURATOM tiene, por lo tanto, personalidad legal separada, y eso permitirá a los Estados revisarlo o abandonarlo sin que esta decisión tenga repercusiones sobre la asociación a la Unión.

Afortunadamente, y como reconoce el G-8 de las grandes organizaciones medioambientales europeas, se ha evitado que el texto constitucional retrocediera con respecto a lo que dicen los Tratados de la Unión en materia de medio ambiente, lo cual ha sido un éxito importante en tiempos de floja sensibilidad medioambiental o de reciente “reinstauración de sentimientos anti-ecológicos” en estados como España o Italia.

Una Convención para el desarrollo sostenible y la diversidad

¿Qué queda por hacer? Primero, salvemos el proyecto de Constitución del naufragio, y a partir de la entrada en vigor del mismo, tratemos de activar las cláusulas de revisión sobre todos los capítulos que queramos mejorar. Quedarse sin Constitución significaría quedarse sin los avances logrados en la definición de los nuevos objetivos y con la herencia pesada de los Tratados actuales, redactados desde una concepción exclusivista de los Estados y en tiempos de crecimiento económico cuantitativo sin límites y de ilusiones de resolución neo-liberal de los conflictos socio-económicos.

El modelo de la Convención ha demostrado ser más democrático y abierto que el de las Conferencias Intergubernamentales, por lo que tendrá que ser reforzado, asociando organizaciones culturales, lingüísticas, interregionales, sociales, económicas y medioambientales al diálogo. Incluso podríamos imaginar una verdadera Convención ad hoc para integrar la sostenibilidad y la diversidad intraestatal en todo el texto constitucional, completando así el trabajo dejado a medias por la reciente Convención.

sexta-feira, janeiro 07, 2005


OS DEREITOS HUMANOS NA CONSTITUCIÓN EUROPEA.
Por Antonio Chifra

Axencia de Información Solidaria (AIS).

A Unión Europea (UE) xa ten Constitución. A tarefa non foi fácil: durante ano e medio a Comisión (órgano encargado do proxecto) traballou para pór de acordo a 28 países dispares: grandes, pequenos, atlantistas, europeístas... A falta do previsíbel visto bo definitivo dos Gobernos da UE, o texto será aprobado en Roma en decembro deste ano.
Os debates sobre o texto final xiran en torno ao reparto das cotas de poder. É dicir, ao número de representantes de cada Estado nas distintas institucións da Unión. Estas discusións eclipsaron case por completo un dos puntos mais interesantes do proxecto constitucional: os dereitos humanos na UE. "A Unión se fundamenta no respecto á dignidade humana, a liberdade, a democracia, a igualdade, o Estado de dereito e o respecto aos dereitos humanos", valores de "unha sociedade caracterizada polo pluralismo, a tolerancia, a xustiza, a solidariedade e a non discriminación", reza o texto constitucional. Esta retórica declaración de intencións seria intranscendente de non ser polo artigo 58, segundo o cal "se suspenderá aos Estados membros en caso de grave risco de violación" destes valores. deste modo fica asegurado o seu futuro cumprimento.

O verdadeiro avance en materia de dereitos humanos é a incorporación da Carta de Dereitos Fundamentais da UE, unha das grandes novidades da Constitución. A súa importancia radica en que concreta en deberes puntuais a anterior sucesión de valores abstractos.

Por exemplo, o segundo artigo da Carta segura que "toda persoa ten dereito á vida. Ninguén poderá ser condenado á pena de morte nin executado". Actualmente ningún país membro nin aspirante ao seu ingreso no UE ten legalizada a pena capital. De feito, Turquía (país sen data concreta de incorporación pero que se espera que tarde ou cedo forme parte da Unión) viuse obrigada a ilegalizaría hai uns anos para poder manter as súas aspiracións europeístas. A función deste artigo é, portanto , evitar involucións. Ningún membro da UE poderá aplicar a pena de morte sen ser expulsado.

Asimesmo, impide aos Estados europeos extraditar a quen "corra grave risco de ser sometido á pena de morte". Este punto xa xerou polémica con Washington con motivo da "guerra contra o terrorismo" da Administración Bush. Distintos países europeos negáronse a extraditar a Estados Unidos a presuntos participantes no 11-S detidos no seu país sen garantías de que non serian condenados a morte. Todo indica que seguirá sendo motivo de tensión co outro lado do Atlántico.

Outro artigo importante é o cuarto: "ninguén poderá ser sometido a torturas ou tratos inhumanos ou degradantes". Novamente todas as olladas se dirixen a Turquía, país con un importante número de denuncias de torturas, en especial á minoría kurda. neste sentido, de entrar na UE, Ankara tamén vulneraria o artigo 22, que reza que "a Unión respectará a diversidade cultural, relixiosa e lingüística".

A igualdade entre sexos está protexida en numerosos parágrafos do texto constitucional: "A igualdade entre homes e mulleres será garantida en todos os ámbitos", "en todas as súas actividades a Unión fixarase o obxectivo de eliminar as desigualdades ente o home e as muller", etc. O problema neste caso é de competencias. A política laboral defínea cada Estado, non a UE, polo que o prometedor artigo 103 apenas muda nada. Define que "homes e mulleres que desenvolvan un traballo de igual valor teñan as mesmas retribucións", pero encarga aos Estados que "garantan" este dereito. Até o momento os Gobernos europeos carecen de medios ou vontade suficiente para erradicar totalmente esta flagrante desigualdade.

A Constitución contén outros artigos loábeis que van desde o fomento do desenvolvemento sustentábel e a erradicación de todo tipo de discriminación (racial, étnica, relixiosa, ideolóxica, por discapacidade, idade ou orientación sexual), pasando polo dereito ao traballo, á folga e á protección ante un despido inxustificado até chegar á protección aos menores a expresar libremente as súas ideas e aos maiores a levar unha vida digna e independente. É precisamente a palabra "dignidade" a que abre a Carta de Dereitos Fundamentais da UE: "A dignidade humana é inviolábel. Será respectada e protexida".

A mera inclusión dos dereitos humanos na Constitución Europea non implica por si mesma a súa protección. Pero a súa presenza nun texto legal de tamaña importancia dota ao cidadán europeo dun instrumento para exixir o seu cumprimento. A partir de agora será misión dos Gobernos da UE asegurar a súa estrita aplicación. E dos cidadáns da Unión vixiar que a súa Constitución nunca fique en papel mollado e os seus dereitos formais o sexan tamén reais.


Antonio Chifra
Axencia de Información Solidaria (AIS).